miércoles, 13 de junio de 2012

Juan, su rabia y la nana ("e" y "o" omitidas)


Pasada la mañana, Juan cantaba la salsa para sí. Calmada la trágica y fútil riña, la rima infinita migraría a su rápida fantasía.

Dada la música baladí, Juan pasaba ya a la casa. La nana asustada y pasmada, gritaba “¡ah, aquí andabas!” Pura maldad y patada para Juan había. Mil lágrimas iban hacia su cara disímil, palabras agrias y malsanas lanzaba su alma.

La vicisitud ávida adquiría una victoria más y Juan tiritaba sin parar. La rabia manipulaba al humano. Rápida la navaja y su acuidad callaban a la nana: Juan triunfaba 

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