jueves, 26 de abril de 2012

Antesala de la obra Cien años de soledad




Una disyuntiva fue la que marcó un hecho importantísimo en la vida de Gabriel García Márquez: ¿escribir la novela que lo llevaría más adelante a ganar el Premio Nobel de Literatura en 1982 o seguir trabajando y viviendo en la cotidianeidad?
La idea de escribir una novela de esa índole se manifestó en su totalidad en 1965 cuando viajaba a Acapulco con su familia. Al regresar decidió comenzar a escribirla y subsistir con los ahorros que tenía. En poco tiempo el dinero se esfumó rápidamente, los artificios que su esposa Mercedes hacía para intentar obtener algunos pesos no duraron mucho y fue entonces que decidió ir al Monte de Piedad a pedir préstamos. Ni las vicisitudes ni la falta de recursos económicos pudieron frenar al escritor. Fue así que se enfrascó íntegramente en Cien años de soledad, y después de un año y seis meses, pudo finiquitar con aquella empresa.
Paco Porrúa, en una misiva, explicó que quería el derecho de todos sus libros; Gabriel García Márquez prefirió (pues las circunstancias lo ameritaban) explicarle que estaba trabajando en un nuevo libro. Y así la Editorial Sudamericana logra publicarla en Buenos Aires en 1967.

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